Una
aventadora o beldadora es una máquina con la que se separaba el grano de las
pajas y suciedad que contenía, después de haberse trillado en la era. Cuando no
se contaba con esta máquina, había que utilizar la fuerza del viento para hacer
esta labor: lanzar el grano hacia lo alto, para que el viento hiciera la
función de separar éste de las impurezas.
Algunos
pueblos de la provincia de Valladolid se dedicaron a fabricarlas, como Alaejos,
Pedrosa del Rey o Tiedra, pero sin duda fue Casasola el gran referente en su fabricación.
En los años cuarenta del pasado siglo logró contar esta localidad con unos20
talleres dedicados a la fabricación de aventadoras que se distribuían por todo España
gracias a los más de 30 viajantes comerciales con los que contaban estas pequeñas
industrias, a los que había que sumar los 5 con los que contó Pedrosa o Tiedra
con 3 talleres, nos puede dar una idea de la cantidad de aventadoras que se producían
en esta comarca vallisoletana.
La
aventadora representó toda una innovación que, junto a máquinas como la sembradora,
la segadora y la trilladora, fueron produciendo una modernización de la agricultura
en España. A mediados de los años 60 con la llegada de los tractores y las
cosechadoras, se redujo la fabricación de beldadoras hasta su total
desaparición, ya que esta misma función la realizaba la máquina de cosechar mientras
segaba la mies.








































